La escritura suele estar envuelta en un halo de romanticismo y misterio solo apta para grandes eruditos. Frío, frío. Podemos sacar nuestra creatividad y ser unas disfrutonas, aunque no se pretenda ser escritora profesional. Por eso, estos trucos de escritura valen tanto para quienes desean abrirse un camino entre libros como para quien quiere jugar con las palabras.
Escribir y leer van tan ligados que es imposible diluirlos.
Leer mucho y variado es el primer eslabón para soltar la mano. Sin embargo, saber leer no implica que se sepa hacer bien. Ya lo trataremos en otra entrada del blog, hay mucha chicha aquí.
La mayoría de trucos de escritura, por no decir todos, ya se encuentran en las obras clásicas. De ahí que leerlas sea un plus para el aprendizaje de la escritura.
En este caso, las ideas críticas que vertió Aristófanes en su obra Las ranas nos sirvan hoy día e, incluso, son capaces de traspasar distintos géneros literarios.
Las ranas de Aristófanes
Por si no te suena ni quién es Aristófanes y mucho menos de qué va su obra, vamos a darle un pelín de contexto.
Atenas 444 a.C. – Atenas 385 a.C. Fue un gran dramaturgo y es considerado uno de los mejores autores de comedias de la literatura griega. El teatro era su arma de crítica y enseñanza y de ahí que Las ranas, una de sus obras insignia, pueda aportarnos todavía muchos trucos de escritura para cualquier género y estilo.
Dioniso, dios del teatro, quiere llegar hasta el Hades para buscar al poeta trágico Eurípides, a quien admiraba profundamente. Desciende hasta el Hades acompañado de su criado Jantias y viven ciertas peripecias hasta que tiene lugar la discusión de quién es mejor poeta: Esquilo o Eurípides.
Y en este certamen por descubrir quién es el grande entre los grandes, Dioniso será el juez.
Trucos de escritura
En esa discusión acalorada para probar la valía de cada poeta, Aristófanes deja muchas píldoras. Ideas que eran las que él mismo defendía como buena literatura y que nosotras podemos llevar a nuestra escritura diaria, sea o no profesional.
¡Toma nota!
Suprimir los estilos pomposos y artificiales
Estoy segura de que en más de una ocasión has leído alguna novela que te ha llevado a pensar: la historia está genial pero tiene cada término o frase que más bien parece un alarde de pavoneo.
Los escritores podemos caer en la tentación de regodearnos en descripciones y escenas que para lo único que sirven es para inflar el ego. «Mira, mami, que bien escribo».
Fuera.
Las historias necesitan que seamos sinceras y contemos verdad, no que las forremos de purpurina.
Eliminar todo elemento que no aporte valor
Este segundo truco de escritura va muy al hilo del anterior. En el primero sería más por sonar grandiosos en la forma de expresarnos y este segundo por los elementos en sí.
Cada detalle que se introduce en una historia tiene que cumplir con un objetivo. ¿Realmente es importante decir que ese día se había encontrado con su vecina la del quinto, habían hablado del tiempo y de la última compra de la semana?
A no ser que esa conversación nos muestre un detalle relevante de la atmósfera, de la personalidad del protagonista o nos dé una pista de la que tirar en el conflicto, puedes borrarlo sin remordimiento.
Descartar la presencia de personajes que no son relevantes
No solo se puede caer en la tentación de usar palabras rimbombantes y añadir elementos para que hagan bulto; también puede suceder con los personajes.
Cada personaje debe contar con una función en la obra, por insignificante que sea. Los personajes secundarios acompañan al protagonista en el camino hacia la culminación de ese conflicto al que se enfrenta. Le ayudan o le entorpecen, pero no son pasmarotes entres las páginas.
Lo mismo sucede con los extras. Nos brindan la oportunidad de crear atmósfera, de saber más sobre las reacciones de los protagonistas e, incluso, pueden dar una pincelada clave con la que cerrar el círculo.
Para simplificarlo todavía más. Esto es como en las bodas, los novios se pueden casar acompañados de las personas que son importantes en su día a día o pueden decidir engordar la lista hasta incluir a ese primo tercero del que ni recuerdan el nombre.
Cada personaje debe tener su voz
Uno de los trucos de escritura fundamentales en cualquier historia, incluidos los relatos, es la personalidad y voz de los personajes.
Se peca de colocar el foco en los aspectos físicos, sin embargo, son los psicológicos los que consiguen que un personaje conecte con el lector. ¿No te ha ocurrido que has leído una novela y has pensado que te han clavado en ella?
Seguramente esa conexión no se deba a que el personaje tenga el pelo castaño y los ojos miel. Serán sus gestos, sus reacciones, qué le motiva, qué le aterra, con qué y con quién sueña, etc lo que te haya servido de espejo.
Además, que cada personaje posea su propia voz agiliza la lectura. No es necesario indicar a cada paso si es uno u otro personaje el que dice o hace.
Serán tan reales como si traspasaran las letras.
¿Qué trucos de escritura te han ayudado a mejorar tus textos?
¿Qué elementos te chirrían?
Te leo en comentarios, mientras, te mando un abrazo inmenso lleno de amor y luz.
Por si quieres seguir practicando, no te pierdas estas entradas del blog.
Cómo potenciar las descripciones
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