En cualquier historia podemos detectar varios tipos de personajes. Son los encargados de darle sabor a los hechos, de acompañarnos durante el precioso viaje de la narración. Cada una de estas piezas son clave para que una obra funcione. Igual que vimos que hay ingredientes básicos que tienen que aparecer en un relato, también sucede con la función y construcción de los personajes.
No debemos subestimar el proceso de creación de personajes o de lo contrario, nos quedará un caldo aguachirri que no hay quién se lo trague. Cuando estés ideando un nuevo personaje, intenta visualizarlo en su totalidad. Cómo piensa, cómo se viste, qué le motiva, etc. Cuanto más nítida tengas la imagen, más fácil te va a resultar moverlo.
Tipos de personajes según su aportación a la historia
Puedes ver este vídeo de bocados de escritura o seguir leyendo la entrada del blog 🙂
El personaje principal de una obra es aquel sobre el que recae un papel más importante de las acciones. Es decir, todo el foco se pone sobre lo que hace este personaje o sobre lo que le ocurre. Si no hubiera personaje principal no habría historia ya que no le pasaría nada a nadie en concreto.
El personaje secundario tiene una participación menor en la historia al no estar involucrado al completo. Es la pieza con la que el autor ayuda a mover al protagonista para causar o salvar los problemas.
El extra o personaje episódico aparece una vez para aportar un dato, hacer una apreciación o dar una pista clave en la historia. Aunque su papel es escaso es un foco de luz concreto durante una obra literaria.
Además, existe el personaje antagonista. Es el malo de la película, el personaje o fuerza que intenta evitar por todos los medios que el protagonista consiga alcanzar su objetivo.
Según su construcción, cómo son los personajes
Un personaje redondo muestra su propio comportamiento, es él quien condiciona la acción. Para tener el control de un personaje redondo es necesario conocerlo en profundidad. Las propias personas somos contradictorias con nuestros actos y pensamientos. Dotar al personaje de estas contradicciones es algo fantástico ya que le da verosimilitud.
Un personaje plano tiene un único motivo vital y todas sus acciones durante la historia se rigen por ello. Es previsible y muy simple. Carece de realismo, profundidad y complejidad. Este tipo de personaje no evoluciona, no cambia ni crece como persona. Para crearlo tienes que tener presente cuál es su objetivo.
No se debe confundir personaje plano con secundario, incluso un personaje protagonista puede ser plano en un relato.
Ya sabes que me encantan los retos, así que te propongo uno. Escribe un relato usando personajes planos. Te dejo una muestra, seguro que puedes hacerte una idea de cómo son estas vecinas o el famoso de turno. Sí, son planos pero gracias a la idea previa que tenemos, no necesito aportar más datos en el relato y así pasar a lo interesante, a la chicha.
Una vez tengas listo tu relato, si te animas a compartirlo conmigo, ¡estaré encantada de leerlo!
Otra cosita, si estás buscando tu próxima lectura, quizás estas reseñas te ayuden 🙂