Sorbos de creatividad: Ejercicios de escritura

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Uno de los aspectos que más me gusta de la escritura es compartir y ayudar a que cualquier momento, por breve que sea, se convierta en un gran encuentro con la literatura y la creatividad. Por eso, retomo los ejercicios de escritura, ahora, bajo el nombre Sorbos de creatividad.

Qué son Sorbos de creatividad

Escucho, más de lo que me gustaría, que la creatividad es sólo apta para artistas. ¿Y que me dices de esa receta que preparas con cuatro ingredientes que te quedan en la nevera? ¿Y ese juego que has inventado para tus hijos o sobrinos? ¿Ese maquillaje especial?

La creatividad tiene infinidad de formas y si la visualizamos como un músculo, cuanto más la trabajemos, más tonificada estará.

Los sorbos de creatividad son ejercicios para JUGAR y SOLTAR. Una oportunidad de encontrarnos con ese niño o niña que llevamos dentro y que está deseando divertirse. Estos ejercicios de escritura están pensados para todos los públicos, incluidos niños y niñas, no para escritores que quieren afilar su pluma, aunque también les valdría.

Cada mes publicaré en el blog un sorbo de creatividad y, como me gusta practicar lo que promuevo, también compartiré el resultado de mi ejercicio en esa misma entrada. Eso sí, si crees que leer mi relato puede condicionar tu ejercicio, no lo hagas.

Primer sorbo de creatividad

En estas entradas del blog encontrarás ya algunos ejercicios, pero como a partir de ahora los vamos a centrar en esa categoría de sorbos de creatividad para localizarlos más fácilmente, marco este como el primer reto de los que vendrán.

Me encantaría leer los relatos y microrrelatos que escribas con estos sorbos de creatividad. Te animo a que los compartas en los comentarios del blog o en redes sociales. ¡No olvides etiquetarme! @dejamebesarteconletras #sorbosdecreatividad

El ejercicio de escritura de este mes está relacionado con la música. Las canciones, tanto las instrumentales como aquellas que cuentan con letra, tienen un relato detrás. Una historia que conecta con nuestras emociones y nos permite viajar sin movernos de la silla.

En este sorbo de creatividad te sugiero cuatro canciones. Elige una de ellas y crea un relato en el que la esencia de esa canción se sienta en el texto. 

Esta vez no hay límite de palabras. Ya habrá otros retos en los que el número de palabras sí será clave.

Las canciones de este sorbo de creatividad

  1. Un ramito de violetas, de Cecilia.
  2. Libre, de Nino Bravo.
  3. Experience, de Ludovico.
  4. Human, de Christina Perri.

¿Cuál eliges? ¿Te animas con el reto? Ojalá que sí.

Mi sorbo de creatividad

Subí los peldaños de mármol al trote hasta que alcancé la segunda planta. Me detuve en seco, revisé que el ramo permanecía intacto y me dejé caer sobre la pared de gotelé blanco. Cerré los ojos y aspiré la mezcla dulzona y metálica, que llevaba su nombre, mientras la claridad de su voz se expandía, tarareaba esa antigua canción como si fuera la primera vez que se asomaba a sus labios.  Le esperaba a él, yo sería su reemplazo.

Como cada mañana a esa hora, ella arrastraba las zapatillas y su bata de guatiné hasta el espejo del baño. Allí se miraba y colocaba tras la oreja el mismo mechón de pelo que no había domado en 80 veranos. Entonces abría el cajón del mueble contiguo al espejo, sacaba un pintalabios rosa y le daba una pizca de color a su rostro. Era su toque coqueto, aunque no necesitaba trucos, la vivacidad de sus ojos aguamarina embellecía su cuerpo de cristal.

Cuando percibí que su voz se alejaba, saqué las llaves del bolsillo del abrigo y, antes de colarme en su mundo, presioné tres veces el timbre con nuestra partitura secreta.

—¿Lucas? —preguntó desde el salón mientras yo cerraba la puerta.

—Sí, abuela. Ya voy.

Colmé el jarrón del recibidor con el ramo, acaricié la sedosidad de los pétalos, su presencia era innegable. «Sigo cumpliendo tu promesa». Conforme cruzaba el pasillo, una infancia oculta se adhirió a mi piel.

—¿Eres tú?

El cuerpo de mi abuela se encogió con terror, le besé las manos y me senté a sus pies como si cumpliera cinco años. Sus ojos buscaban esa diminuta cicatriz de la barbilla que ella curó con yodo y bizcocho de limón.

—Tranquila, abuela, soy yo, Lucas, el hijo de Gloria.

—¡Cómo has crecido tanto! Dios mío, si ayer te mecía en mis brazos…

Su voz se diluyó, opté por susurrar la misma canción que había escuchado desde la escalera antes de que se desmigajara.

—¿Quién te mandaba flores en primavera? —Se hundió en la butaca, le robé una sonrisa.

—Con amor las recibías, como siempre sin tarjeta. Te mandaba a ti un ramito de violetas. Na, na, na,  na… —Cerró los ojos y se mantuvo unos instantes en ese limbo al que no tenía acceso. Esperé su vuelta en un baile de amor y culpa—. Ay, qué bonita es. Lucas, ¿te he contado alguna vez que esta canción me la canta tu abuelo cada vez que me regala flores? —Su tono de voz se coloreó, relajó los hombros—. Él deja las flores en la entrada y, cuando las encuentro, me hago de nuevas. Es una tontería, pero son esas tonterías las que sostienen un matrimonio.  ¿Tú tienes novia ya?

—No, abuela.

—Es que eres muy joven todavía, pero, óyeme bien, es muy importante que cuides esos detalles. —Me acarició el rostro, quise atrapar el traqueteo de sus palabras, envasarlo, que no se desvaneciera nunca—. Tu abuelo… Llevo días sin verlo, ¿te lo puedes creer? ¡Si vivimos en la misma casa! —Negó varias veces con la cabeza—. Lucas, eso también es importante, no trabajes tanto como él, a la familia hay que rozarla.

—Seguro que hoy regresa pronto —le mentí—. ¿A qué huele, abuela?

—Mmm… —Olfateó con el ceño fruncido—. ¿Qué día es?

—9 de noviembre.

—Te lo he dicho, el juego con tu abuelo. ¡Las flores!

Se incorporó como si los años se hubieran esfumado. Me quedé quieto en el suelo, escuché cómo arrastraba las zapatillas por el pasillo tarareando de nuevo su canción. Regresó con el ramo siendo una niña.

—Qué hombre este, pensaba que se había olvidado, pero el muy granuja las habrá traído antes del trabajo. —Las olió antes de ofrecerme la mano.

—Vamos a la cocina, necesitan agua. ¿Te apetece que prepare bizcocho de limón? A tu abuelo le encanta.

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Es tu turno con los sorbos de creatividad

Elige una de las canciones que te propongo. Escúchala con los sentidos bien abiertos y juega, sin juicios, con tu creatividad.

Si te apetece, comparte tu texto en los comentarios de esta entrada del blog o en redes sociales. No olvides etiquetarme para que pueda leerlo 🙂 @dejamebesarteconletras #sorbosdecreatividad

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