Verano, libros y las tetas de Paula

tiempo
Imagen: Alexas_Fotos

Me acuerdo de algún verano en el pueblo y lo largos que se me hacían. No veía el día de oler los libros nuevos del cole. Sí, ya los devoraba antes de empezar las clases. El olor de un libro nuevo es mágico. Y si no me crees, huele tú misma el próximo que caiga en tus manos.

Hay un tipo de libros que los denomino, libros de verano. Se reconocen fácilmente. Entre 300 y 500 páginas. Lectura ligera con algún tema cotidiano. Risas y más risas. El broche, te hacen recordar alguna anécdota vivida en tus carnes o en la de tus amigas.

En este post, te proponía algunos trucos para elegir un libro. Hoy quiero compartir algunos de los libros de verano que me han acompañado.

Libros de verano, una prolongación de tu ser en la playa

  1. Las ranas también se enamoran, Megan Maxwell. Ha sido el último que he leído. Tan último que lo terminé ayer a la pecaminosa hora de las cuatro de la mañana. Un día me ha durado. Me encantó el ritmo y el tono del libro. Te saca una sonrisa desde la primera página. Es un libro que ves venir el final desde la página 50 pero tiene el poder de engancharte y que no seas capaz de soltarlo. Es fresco y descarado. El tema de la adolescencia de la protagonista me resultó muy difícil de creer, vamos, no me convenció y alguna frase ya demasiado usada, pero en general es un libro perfecto para entretenerse.
  2. Los besos no se gastan, Raquel Martos. Lo que lloré con este libro… Mis primos en la playa mirándome «¿qué le ha dado a esta?». Al final lleva razón mi amigo Óscar, soy tan intensa que no hay día que no me emocione. Me pareció muy tierno a la vez que divertido. El final es durillo, de ahí los lagrimones como melones de la Mancha pero merece mucho la pena leerlo. Seguro que te va a traer más de un recuerdo con alguna amiga.
  3. Los caracoles no saben que son caracoles, Nuria Roca. Es otro de los libros con los que me reí un montón. Empieza con un duro golpe y te deja «dios mío cómo arrancamos» pero poco a poco te va dibujando una sonrisa. También es de los que enganchan por su frescura. Seguro que alguna vez te has sentido un poco caracol, y no por lenta.
  4. En los zapatos de Valeria, Elisabet Benavent. Me lo pasé bomba con la saga de Valeria porque sí, darling, son cuatro libros que te van a enamorar y hacer reír a carcajadas. La personalidad del grupo de chicas está más que bien definida así que es fácil que relaciones a una de ellas con una de tus amigas. A mí me recordó muchísimo a un grupo de whatsapp de amigas a las que adoro pero que están demasiado lejos.
  5. La luz de Candela, Mónica Carrillo. Reconozco que las expectativas me jodieron el libro. Me fascinan los microcuentos que crea Mónica así que tenía un ansia terrible por el leer su libro. Se me quedó un poco flojito. No sé si por el tono o porque me faltó rock & roll. Me parece que es un libro ideal para leer en la playa o en algún lugar donde es fácil distraerse porque no pierdes el hilo.

¿Qué vas a leer este verano? Yo de momento te dejo mi último relato.

Las tetas de Paula

Cinco mensajes directos, siete súperlikes y dos cafés fríos era la conclusión de la tarde de Paula. Desde que Diego había cogido las maletas para irse –lo siento, cariño, no eres tú, soy yo que me ahogo, quiero crecer, ver mundo y tener aspiraciones– Paula se había autoconvencido de que ella también iba a ser una moderna de esas que follan en la primera cita.

Se había comprado el pintalabios del rojo más intenso que había en la tienda y un conjunto de lencería que aún hacía tiritar su cuenta. –Uy, menudo conjuntito. Tu chico se va a poner muy contento cuando te vea–.

Su chico no lo iba a ver pero esperaba que él espécimen que la iba a recoger esa noche y por el que rezaba que haberse quitado hasta el último pelo de antigua no solo lo viera sino que se lo arrancara.

Y allí estaba ella dos horas después en el portal de su casa. El vestido ganador era uno negro con bien de escote y como había escuchado alguna vez a su abuela, no se sabía si vendía pierna o compraba tela. Sacó a su moderna y se metió en el coche con Luis, abogado divorciado de treinta y tantos con ganas de pasarlo bien.

Paula se aburrió soberanamente y bebió vino como si lo fueran a prohibir. El espécimen solo hablaba de lo importante que era en su trabajo, de los pisazos que había comprado en el centro, de lo buen amante que era. Paula asentía y sonreía como si aquello fuera lo mejor que le podían haber dicho esa noche.

Sacó a esa moderna borracha que ahora era dueña de su cuerpo y jugando con la cucharilla del postre le dijo –pues si tan buen amante eres, estaría bien comprobarlo, ¿no?–. Luis que llevaba seis meses sin mojar ni pan en los huevos fritos pagó sin mirar la cuenta y la llevó al pisillo con encanto de 35 metros a 10 kilómetros del centro.

Paula llevaba aún el conjunto de lencería cuando Luis se corrió de gusto. –Lo siento, nunca me voy tan rápido. Es que tienes unas tetas que me ponen–. Y Paula ni siquiera le dejó acabar la frase –como un cerdo imagino porque casi me las revientas–.

Ella intentó quitarse de encima esa mala hostia de calentón recalentado sin haberse apagado pensando en un segundo round pero Luis decidió que roncar a grito pelado era la opción más elegante.

A la mañana siguiente cuando Luis le escribió, Paula también fue muy elegante. Lo bloqueo de la app y mandó una propuesta a la atención al cliente de la plataforma.

“Queridos creadores, estoy segura de que el índice de éxito de vuestra app entre los hombres debe ser un pico más alto que el encanto que se esconde entre sus piernas. Como buena usuaria que soy y con ánimo de que los vende humos y mujeres a punto de combustionar desaparezcan, os invito a añadir un botón de “gemidos prometidos no cumplidos” en los perfiles de esos candidatos tan tórridos que se anuncian. Atentamente, una moderna que os lo agradecerá eternamente”.

Gracias por dejarme besarte con letras.

Puedes descubrir otros relatos aquí.

firma

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

💛️ También te podrían gustar las siguientes entradas:

Viaje al centro de la tierra, de Julio Verne

viaje al centro de la tierra
Una de esas ideas que resuenan en mi cabeza cada cierto tiempo es que quiero leer más clásicos de la literatura. Sin embargo, me inquieta que precisamente ese título me lleve a no disfrutarlos o a sentir que esas alabanzas que, suelen envolverlos, me dejen tibia. Afortunadamente, esto no ha ocurrido con Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. Mis padres me regalaron cuando era pequeña una colección maravillosa de 40 clásicos de la literatura que no había abierto, a pesar de que desde los 10 años devoraba cada libro que caía en mis manos. No recuerdo qué ocurrió para que no lo ...
Quiero leer más

Bloqueos creativos, causas y soluciones

En diciembre di mi primera ponencia en un evento y qué mejor forma que estrenarme con mi querida Comunidad de Emprenderadas. Trató sobre bloqueos creativos, ejercicios con los que solucionarlos y sobre cómo puedes ser una disfrutona de la escritura aunque no pretendas ser escritora profesional. Estas últimas semanas, pedí por Instagram opinión sobre qué tipo de contenido gustaría encontrar en el blog, podcast o YouTube. Y un mensaje se repitió, más recursos como los que di en esa charla. No me cansaré de decir que sin cada una de las personas que leen y escuchan todo lo que creo, ...
Quiero leer más

La mujer de mi marido de Jane Corry

Es curioso cómo las historias consiguen que nos imaginemos lugares en los que nunca hemos estado o personas que probablemente no conoceremos. Esa mezcla entre nuestra realidad y la de la novela me fascina. Es un juego que si se ha tejido bien atrapa hasta el punto de querer que no tenga fin y es lo que encontrarás en La mujer de mi marido. ¿Puede una relación sobrevivir a las mentiras? Cuando la abogada Lily se casa con Ed se promete empezar de cero dejando cualquier atisbo del pasado a un lado. En su primer caso como abogada criminal debe defender a Joe, un hombre acusado de asesinar a s ...
Quiero leer más

Penitencia de Pablo Rivero

Este año me propuse leer a autores que no suelen estar entre mis estanterías. ¡Menudo gustazo! No solo me está ayudando a descubrir nuevas historias, como Penitencia de Pablo Rivero, sino que además; nutren la primera novela que estoy escribiendo. Gracias a abrir el abanico de lecturas ya sea desde clásicos hasta escritores noveles, estoy aprendiendo muchísimo sobre cómo han formulado los giros, las tramas y demás detalles que son primordiales en cualquier texto literario. De hecho, creo que se aprende más de esos "errores y aciertos" porque es un ejemplo vivo de qué funciona y qu ...
Quiero leer más