La rosa que asesinó a mi madre

la simplicidad de una rosa

A mi madre la asesinó una rosa. Cuando llamaron al timbre me ordenó que me encerrara en mi habitación. No le gustaba recibir visitas en mi presencia, decía que los niños copan toda la atención y ella necesitaba las tertulias de las cuatro para olvidarse de que vivíamos en un minúsculo pueblo del interior.

Estaba releyendo uno de mis libros favoritos antes de que el ruido estridente del timbre me hiciera levantar la vista. La luz que acariciaba la antigua butaca de la abuela me acunaba, sin embargo, no podía negarme a la sutil petición de mi madre. Sabía lo que ocurriría si la desobedecía.

Cuando cerré con cuidado la puerta de mi cuarto percibí una voz que no era familiar. Una voz gruesa, con un aplomo que incluso irradiaba miedo al que tenía la suerte de recibir sus palabras afiladas. También escuché a mamá. Parecía nerviosa, se diluían las palabras al final de la frase. Solo alcancé a distinguir un par de ellas: aquí tienes la rosa.

Después de dos horas de silencio me decidí a salir. Llamé a mi madre pero no me respondió. Otras veces me había dejado sin merendar pero esta vez no conseguía adivinar la razón. Me había encerrado y poco más tarde de escuchar las primeras sílabas de esa conversación de mayores, había puesto mis cascos a máxima potencia. Había sido un niño ejemplar esa tarde.

Recorrí la cocina y el salón pero fue al acercarme a la entrada de casa cuando vi un zapato de mamá. Me pareció raro porque ella es muy ordenada. Dice que se pone nerviosa si los objetos no están en su sitio. Me acerqué unos centímetros más y descubrí el cuerpo desparramado con una gran mancha roja decorando la solería. No grité ni salí corriendo, no podía dejar de mirar la rosa blanca que tenía clavada en el pecho.

Puedes encontrar otros relatos aquí.

Si te perdiste la reflexión del viernes sobre lo que aprendí en el evento de escritores Molpecon, échale un vistazo.

Gracias por dejarme besarte con letras.

firma

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

💛️ También te podrían gustar las siguientes entradas:

Todo al rojo, el poder de las cartas

relato todo al rojo Uno de los momentos que más me ha llenado esta semana ha sido la charla con mi compañero Fernando. ¡Cómo me recuerda a mi abuelo! Y no solo por el nombre. Es un hombre de mi curso de escritura creativa y él mismo es un libro andante. Es de esas personas que consigue tenerme pendiente de cada palabra, con el que el tiempo se detiene y todo tiene un sentimiento y conocimiento sobrecogedor. Me recom ...
Quiero leer más

El club de los idiomas, ¡mi propia academia!

El viernes fue uno de esos días que se subrayan en fluorescente y con purpurina en el calendario. ¡Por fin inauguramos El club de los idiomas! Después de muchos meses trabajando duro y visualizando fuerte este espacio, se había convertido en realidad. Una reforma integral del local La academia no puede tener mejores raíces. Esta era la casa de mis abuelos paternos, el hogar del amor de mi vida, mi abuelo Fernando. Te puedes imaginar que las vibraciones que hay en estas paredes rezuman amor y positividad. Por mucho que hubiera buscado no habría encontrado un local mejor que este. La ...
Quiero leer más

Librerías bonitas en el centro de Estocolmo

¡Retomo el blog! Sí, después de algo más de un año tengo la energía y tranquilidad para retomar uno de los proyectos literarios que más alegrías me ha regalado. Y qué mejor forma de compartir este amor por los libros que con esas librerías bonitas en el centro de Estocolmo. A primeros de mayo volamos hasta la capital sueca para celebrar nuestro primer aniversario de boda. Desde que empecé a viajar al extranjero cuando era una adolescente, estuve comprando un imán como recuerdo hasta que un día me pregunté para qué si no me decían nada. Fácil, había seguido pasos ajenos sin ...
Quiero leer más

Mujeres con esencia: Entrevista a Beatriz Infanzón

entrevista a la escritora Beatriz Infanzón Cada entrevista de Mujeres con esencia supone un reto. El primero que tuve que superar fue saber que estábamos grabando y que en la mayoría de casos ni hemos podido pasar de un abrazo virtual. La entrevista de Isabel Ara ha sido la única en la que la conexión física llegó antes que la del módem. Pero en ningún caso esos nervios han evitado que la esencia de cada una de estas maravillosas ...
Quiero leer más