Las voces que resuenan en mi cabeza

las voces que resuenan en mi cabeza

Son las cinco de la mañana, no puedo dormir más. Las voces resuenan en mi cabeza, creo que va a estallar o peor aún, me la acabaré arrancando. Se ha escuchado un ruido en la casa del vecino, siempre igual. Algún día tendré que dejarle las cosas claras, están prohibidos los ruidos, y mucho más los gemidos.

¿Quién se cree para follar de madrugada?

El dolor de cabeza se está traspasando al resto de miembros de mi cuerpo, necesito levantarme, hormigas recorren mis piernas. No puedo más.

Al subir las persianas el chirrido traspasa todas las compuertas y llega directo a mi cerebro. Tengo que acabar también con ellas. La luz amarillenta de las farolas tan solo ilumina un metro formando un círculo casi perfecto. Algo está obstaculizando que la circunferencia me calme.

¿Hay alguien ahí?

Creo que he visto unos ojos rojos ardiendo de rabia, los mismos que me seguían ayer por el parque y los mismos que me han provocado pesadillas toda la noche. Bueno, noche. Si a esto se le puede llamar dormir aunque las pesadillas han dejado de formar parte del trance rem y han cobrado vida, seguro.

¿Quién será el desconocido? ¿Qué quiere de mí?

Voy a bajar, no soporto ni un minuto más ese color que me mira como si pudiera adivinar por qué mi perro ha dejado de ladrar.

El poder de las voces

Esta historia guarda varios secretos en a penas unas cuantas líneas. ¿Qué crees que ha pasado realmente? ¿Por qué le atormentan las voces de su cabeza?

Estoy deseando conocer tu opinión y qué emociones te ha suscitado este pequeño relato  🙂

Puedes conocer otros de mis cuentos en este enlace.

Y si lo que te apetece es descubrir algún libro, pásate por esta sección.

Gracias por dejarme besarte con letras.

firma

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

💛️ También te podrían gustar las siguientes entradas:

Cómo afrontar la crítica y aprender de ella

Cinco trucos para afrontar la crítica
Recuerdo cuando decidí que publicaría mis libros. La alegría y euforia por cumplir un sueño se vistió, en cuestión de segundos, de una pátina pegajosa: ¿y si me critican?, ¿y si esas opiniones me dañan? Las pulsaciones se elevaron, podía masticarlas, un sudor frío se anidó en la nuca. Quizá esa sensación te suene familiar, hayas publicado un libro o no, en realidad, es la misma situación a la que nos enfrentamos todos, en especial, si expones tu trabajo. Hoy comparto contigo cinco trucos que me han ayudado a afrontar la crítica y convertirla en un impulso en lugar de un lastre ...
Quiero leer más

Cuestión de tiempo

cuestión de tiempo He estado unos días de desconexión total entre las hermosas montañas de mi pueblo. He intentando no pensar en nada y simplemente dejarme llevar, tengo demasiadas emociones aún que liberar. Tal ha sido el punto de desconexión que en más de una ocasión me he encontrado completamente ausente y sin ser consciente de cuánto tiempo llevaba en ese estado casi meditativo. Siempre que vuelvo a estas montañas ...
Quiero leer más

El Cuarto Mono de J. D. Barker

El inspector Porter recibe un aviso a pesar de encontrarse temporalmente fuera de servicio. No es un incidente aislado, El Cuarto Mono ha vuelto a actuar y esta vez todo a punta a que se ha suicidado. Su modus operandi es único. Envía tres cajas blancas a los padres de las víctimas que secuestra y mata: una primera con una oreja, una segunda con los dos ojos, y otra con la lengua. Finalmente acaba dejando abandonado el cuerpo sin vida en un lugar cualquiera. Junto con al posible cadáver de El Cuarto Mono, descubren una oreja y una posible víctima. También el asesino ha dejado un diario ...
Quiero leer más

Siete mañanas y cuatro hojas

Siete mañanas llevaba Greta paseando por los jardines de El Prado. Se detenía en cada árbol, hipnótica, sin prisa. Las flores danzaban a sus pasos, suspirando perfume y primavera. Sin aparente destino Greta llegaba al Retiro. Se adentraba sin orden por los caminos mientras se alejaba del estanque. Saboreaba las fuentes, jugaba con las ardillas hasta que de pronto se escondía entre los árboles enamorados, esos que parecen besarse todas las mañanas la mano. Acurrucada y vigilando que nadie la hubiese seguido, sacaba a la luz su tesoro. Ese descubrimiento inesperado que la hacía recorre ...
Quiero leer más